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Más atrás, las cúpulas de la Casa de la Cultura (ex edificio del Diario La Prensa) y del monumental Palacio de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que comenzó en 1891 y se concluyó en 1914, formando parte del proyecto de búsqueda de identidad de una ciudad que se preparaba para el Centenario, y según la mirada de la clase dirigente de fines del siglo XIX, encaminada a ser una de las más prósperas del mundo.
Más atrás, un edifico contemporáneo.
Buenos Aires carece de trazado y cierto desprecio a la memoria de quienes, de buena o mala manera, idealizaban un proyecto de país adecuado al contexto de desarrollo y progreso que se gestaba en el mundo occidental durante la transición del siglo XIX al XX; por lo que poco se respetó el patrimonio, demostrado por la demolición de edificios arquitectónicamente invaluables que la daban a la ciudad el aire europeo que la caracteriza en algunos aspectos. Además tampoco se sectorizó el crecimiento urbano, ya que conviven edificios de diferente fisonomía correspondientes a diferentes etapas del país que producen un paisaje tan heterogéneo, aunque a veces, sorprendente.
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