martes, 29 de julio de 2008

Congreso de la Nación

Fachada lateral desde la esquina de Combate de los Pozos y Rivadavia. A partir de esta larga avenida que ejerce como una columna vertebral de la ciudad, todas las calles transversales cambian de nombre, por ejemplo en este caso, del otro lado del Congreso nace la calle Riobamba hacia el norte. Incluso el Congreso es el mojón desde el cual parte el KM.0 de todos los caminos del país.


Perspectiva desde Combate de los Pozos. Una calle que de acuerdo a la circunstancia política, cuando hay alguna manifestación sobre la entrada principal en la avenida Callao, es cortada por la autoridad policial con el consecuente caos de transito. Vale aclarar que en Buenos Aires cualquier tipo de manifestación no es tal si no se cortan las calles y no se realizan en día de semana en hora laborable, especialmente a partir de la tarde, cuando los trabajadores terminan la jornada y marchan a sus casas a descansar. Fue una metodología muy extendida en los años 60 y 70 con resultados óptimos en muchos casos, cuando las desigualdades eran el caldo de cultivo de las luchas sociales. Actualmente, en opinión de quienes principalmente trabajan en la calle en el día a día, estas manifestaciones perjudican con sus cortes de calles, haciendo perder tiempo y por lo tanto dinero a taxistas, colectiveros, oficinistas, proveedores y cualquier persona que debe realizar un trámite o una labor en la zona. Cambiaron los tiempos, cambiaron las necesidades, aunque las desigualdades siguen, lo que se nota, es que ciertos métodos de protesta no lo hicieron. Tal vez algún día la comprensión por parte de algunos dirigentes de que el corte de calles ya no genera la adhesión de la clase trabajadora en una sociedad que sin duda mutó a la fragmentación y el individualismo, hará que la lucha contra las desigualdades pueda realizarse de alguna forma que beneficie a los verdaderos perjudicados por el sistema.


De estilo clásico, el Congreso fue concebido como proyecto a finales del siglo XIX, por lo cual la obra coincide con el paradigma arquitectónico predominante en los países occidentales. La transmisión soberbia de trazos sólidos, el legado griego y romano, el “orden y progreso” y la monumentalidad de la presencia del Estado.

Para más información acerca de la arquitectura del Congreso de la Nación:
http://www.educar-argentina.com.ar/AGO2000/educ2.htm

lunes, 28 de julio de 2008

Cines de Barrio

Son cada vez menos, una especie en extinción como bien dio cuenta el film “Cinema Paradiso”, por lo que solo basta recabar un mínimo de información para confirmar que el fenómeno tiene alcance mundial.
En la Capital Federal hasta hace unos veinte años cada barrio contaba con un cine propio, incluso muchos barrios linderos a la capital como Avellaneda, Lanús, Ramos Mejía o Lomas de Zamora continuaban esta tendencia.



La década del 90´ fue el golpe de gracia para ellos, y no es que decreció la devoción de los porteños por el cine, sino que la dinámica del mercado los devoró, facilitando el ingreso de multicines de pequeñas salas con no menos diminutas pantallas pertenecientes a las grandes cadenas multinacionales. De la mano de ellos también llegaron los pochoclos, el neón, las mullidas alfombras tipo shopping y la foránea costumbre de comer dentro del recinto; logrando de esta manera que la única opción para los viejos cines sea el cierre, aunque mutando sus espacios en centros del culto evangélico, bingos o peor aún en estacionamientos. Sin duda que quienes tengan más de treinta años guarden sus vivencias personales de estos espacios cuando observan en lo que se transformó el viejo cine del barrio.

El Cervantes en avenida Belgrano llegando a Entre Ríos que ahora es ocupado por una cadena de verdulerías o el Argos en Federico Lacroze y Alvarez Thomas y hace un tiempo es una disco, son algunos ejemplos.
Uno de los últimos baluartes, el Grand Splendid de la avenida Santa Fe se convirtió en la librería El Ateneo, y si bien al menos supo respetar algunos detalles arquitectónicos como los palcos laterales, obviamente no es lo mismo.
La persistencia del viejo Gaumont, aquél que tenía la novedosa pantalla de Cinerama gigante se transformó en el Espacio Incaa-Km.0, una iniciativa oficial para la difusión del cine nacional que cuenta con tres salas, incluyendo un bar de café en el entrepiso. Frente al Congreso Nacional, proyectan películas argentinas de estreno y la entrada es de un precio irrisorio de $ 4- (Un dólar con 35 centavos al tipo de cambio vigente). Jubilados, estudiantes y empleados del Estado abonan solo la mitad.


Asistir al ex Gaumont es una opción diferente, emplazado en un entorno barrial que contrasta con la uniformidad que ofrece el encierro del shopping, por lo que es posible apreciar ciertos matices interesantes (para algunos).
Tal vez el valor de la entrada, el gusto del porteño por el cine o el hecho de no leer el subtitulado por tratarse de películas argentinas, son causas que hacen que gran parte del público del ex Gaumont sean personas mayores. El cine abre a las 12:30 hs. a.m., pero unos minutos antes ya puede verse gente mayor esperando la apertura, como si regalasen algo o aguardando el pago de la jubilación.
Como en toda gran urbe que se precie, el cine puede ser una mediación a la soledad. En el ex Gaumont es posible ver como algún espectador solitario sale de una función para volver a sacar la entrada para otro film, y pasar así la tarde dentro del cine. A falta de pochoclos, en la calle hay un puesto de garrapiñadas y nunca falta algún “loco” de barrio que esté charlando con el acomodador previo a la función. Cualquiera de las tres salas casi nunca se llena, excepto cuando proyectan algún film argentino con algún actor de renombre, o más bien, popular, según cuentan algunos vecinos del cine.

Un dato curioso es la poca difusión, o peor aún, esta es adecuada, pero tal vez el problema para estos cines barriales es que el uso y la costumbre arraigo rápidamente a favor de las salas de cadena multinacional insertos en los shopping con todo su entorno de parafernalia del consumo. Por ejemplo un film de corte popular e infantil como “100% Lucha”, que en plena temporada de vacaciones de invierno bate récords de público, en el ex Gaumont los espectadores por función no llegaban a cuarenta personas. Y lo mismo ocurre con el cine nacional, por eso la función del Espacio Incaa-Km.0 es promover la industria vernácula subsidiando al nutriente principal: el espectador.

Al final, sea cual sea el sistema de proyección de cine que se imponga en el mercado comercial, se mantendrá sin dudas uno de los rituales más practicados del siglo XX… una pantalla, luz tenue al principio, la oscuridad total después, el potente sonido que emana de la imagen proyectada y toda la atención del espectador ante uno de los mayores y mas ingeniosos entretenimientos que inventó la humanidad y que estará por comenzar.


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jueves, 24 de julio de 2008

Paseando por el barrio de Congreso

El barrio de Congreso es una denominación cotidiana de uso y costumbre, que abarca los alrededores del Congreso Nacional, pero que se encuadra dentro de los límites geográficos del barrio de Balvanera.


Cúpula de edificio de la esquina de Venezuela y Combate de los Pozos.


Edificio de la Asociación Argentina de Actores, con su curiosa torre. Calle Alsina llegando a Entre Ríos.


Edificio de Rivadavia y Combate de los Pozos. Actualmente funciona la disco “Le Click”.

Balcón terraza. Esquina de Rivadavia y Combate de los Pozos.

Parte trasera del Congreso Nacional, sobre la calle Combate de los Pozos.

Imágenes con Slide:





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lunes, 21 de julio de 2008

La gran Taberna


Hace poco más de diez años, particularmente en Buenos Aires, la variedad de menú que se ofrecía en los restaurantes era bastante limitada. Solo recientemente hubo una apertura gastronómica hacia las comidas gourmet, de autor, fusión o autóctonas; motivadas principalmente por programas de televisión por cable que publicitan las nuevas tendencias mundiales, por lo que la buena receptividad de los porteños a esta industria hizo que la variabilidad de restaurantes temáticos se ampliara en una ciudad que se precia de ser cosmopolita.
Pero para algunos conocedores alcanzaba con viajar al interior para saber o probar que por ejemplo en el litoral mesopotámico reinaba el surubí, así como en el norte la humita, en la región central el chivito (cabrito) con sus derivados y en el sur el cordero. Mientras tanto en Buenos Aires esa variedad de restaurantes que existen actualmente que ofrecen toda esa gama de bocados no era numerosa, tal vez atribuible a la falta de demanda.
Además, también en el campo se sabe que entre ciertos sectores, no es la carne vacuna lo que predomina, más bien prevalece el dicho “todo bicho que camina va a parar al asador”, siendo así que los platos como milanesas de vizcacha, la mulita, las ranas, las perdices o las anguilas son comunes para algunos habitantes rurales, es decir, todo animal de caza y pesca, poco y nada conocidos para el porteño citadino.
Argentina es un país que cuenta con muchísimas paradojas, pero algunas de las culinarias llaman la atención. Una que puede mencionarse es que el país es el principal exportador de carne de caballo para consumo humano, aunque los argentinos que consumen este tipo de carne pueden ser contados con los dedos de una mano, por decirlo de alguna manera. Ver
http://palimpsestovirtual.blogspot.com/2007/06/argentina-como-principal-exportador.html
Lo mismo ocurre que siendo un gran productor-exportador mundial de soja son solo algunos grupos vegetarianos o macrobióticos quienes la consumen de manera regular, mientras que se presenta como una alternativa reciente para otros. Asimismo aves como el pato, el ganso o la pava, de enorme consumo en el resto del mundo son poco conocidas como plato por estos lugares. Incluso la carne de cerdo, que ofrece casi los mismos cortes que la vaca, se utiliza en un porcentaje muy bajo.
También hay quien dice, entre la gente de edad madura, que la polenta con “pajaritos” es una realidad (donde los “pajaritos” son los populares gorriones), en lugar de una leyenda.
En Buenos Aires todas estas “rarezas” solo se comían en pocos lugares y especializados, por lo que los platos se cobraban de esta manera. La Gran Taberna es uno de ellos, un tradicional restaurante estilo bodegón español donde es posible comer estos bocados mencionados, además de conejo, liebre, caracoles, perdices, ranas y otros importados como pulpo español, bacalao y mucha variedad de animales de caza.
Se encuentra en la esquina de Combate de los Pozos e Hipólito Yrigoyen, frente a la parte trasera del Congreso Nacional.


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jueves, 17 de julio de 2008

Diagonal Norte

Es la diagonal Presidente Roque Saenz Peña, más conocida por quienes transitan habitualmente el microcentro como “Diagonal Norte”, en contraste con la “Diagonal Sur” Julio Argentino Roca. Simétricas, de igual ancho de calle, pero con características diferentes.
Estas diagonales fueron diseñadas durante la década de 1920, cuando la ciudad parecía destinada a ser protagonista del contexto mundial que se iba delineando, de la mano del poder económico agrícola-exportador (que parece persistir hasta el día de hoy con muy pocas variantes). Los diferentes edificios fueron surgiendo en esta década y predominan variados estilos arquitectónicos, la mayoría monumentales.


Detalle de fachada del ex banco de Boston en la intersección de Diagonal Norte y la peatonal Florida. En tiempos del “corralito financiero” (2002) su puerta de hierro trabajado fue el blanco predilecto de huevazos y demás proyectiles, ya que en esa esquina se reunían los ahorristas perjudicados para luego marchar por los bancos del microcentro reclamando los ahorros perdidos en las arcas bancarias.
Nótese en este friso el detalle de la concha marina (margen superior derecho). Un estilo visto en pocos edificios de Buenos Aires, pero que es mas visible en otras ciudades que coinciden en estar sobre un litoral marítimo y poseer trazo colonial español como por ejemplo Cartagena de Indias, Colombia. En Buenos Aires pueden verse estos detalles no solo en esta esquina, también en el muro sobre la calle Defensa de la iglesia jesuítica de San Francisco y en un edificio que ahora pertenece a la empresa Telefónica en la misma calle Defensa llegando a Hipólito Yrigoyen.

La Diagonal Norte parece unir el Obelisco con la Plaza de Mayo, pero su destino final es la plaza Lavalle, donde está emplazado el Palacio de Tribunales. Un ancho sendero que fue diseñado para unir dos de los poderes democráticos del país, el legislativo y el ejecutivo.
También es el paso obligado de columnas de manifestaciones políticas de diferentes partidos políticos que convergen hacia la Plaza de Mayo, al menos desde 1945.


Edificio del ex banco de Boston (ahora Standard Bank)

Edificio del ex banco Di Nápoli (ahora banco Comafi). Abarca toda una manzana triangular.
A pesar de que Buenos Aires no tiene demasiados sitios con traza predeterminada, la Diagonal permanece casi tal como fue concebida. Edificios monumentales, donde no desentona ninguna edificación moderna. Incluso la mayoría de estas edificaciones mantiene casi la misma altura. Es decir, una simetría bien planificada donde predominan entidades bancarias y oficinas.
La diagonal desde la intersección de la calle Suipacha. Al fondo se notan los árboles de la Plaza de Mayo y un edificio público.

Actualmente también es un set cinematográfico a cielo abierto. Algunos dicen haber visto filmar a Spike Lee un comercial extranjero.
Un sitio recomendable que explica adecuadamente los diferentes estilos arquitectónicos que predominan en la Diagonal Norte:

domingo, 13 de julio de 2008

Diana Cazadora

Muy pocos porteños conocen a la plaza Agustin P.Justo por su nombre, o no recuerdan que es la que se encuentra frente al edificio de la Aduana, rodeada por las avenidas Paseo Colón, Belgrano y las calles Azopardo y Moreno. Entre los más destacado, la plaza alberga la escultura de Ártemis o Diana Cazadora, una reproducción de la original, mejor conocida como Diana de Versalles, que reside en el Museo del Louvre en París , y cuya historia está ligada a reyes y amantes (Enrique II de Francia y Diana de Poitiers, también amante del antecesor Francisco I).

En realidad, la Diana de Versalles es una representación romana que se remonta al antiguo original realizado en bronce y atribuido al griego Leocares.
Estas reproducciones artísticas permiten en primera instancia remontarse a la Roma Imperial, ya que existieron algunas Dianas Cazadoras dispersas por los romanos alrededor del Mediterráneo, como las más lejanas halladas en Libia y Turquía. Hasta nuestros días y respetando los mejores legados de la antigua Grecia que sobrevivieron como rasgos estilísticos significativos en los sucesivos imperios occidentales, perduran reproducciones contemporáneas que pueden hallarse en lugares tan diversos como el jardín botánico de Copenhague o el Parque de Villa Demidoff en Pratolino, Florencia…y Buenos Aires.

La historia de Diana es fruto de la senda espiritual seguida por la humanidad cuando adoraban a la naturaleza, el Sol, la Luna y la materializaban con misteriosos rituales y formas humanas…todo encuadrado en la mitología clásica.

Robert Graves en “Los Mitos Griegos” sostiene que para comprender cualquier interpretación de los inmortales griegos se “debería comenzar con análisis de los sistemas políticos y religiosos que prevalecían en Europa antes de la llegada de los invasores arios procedentes del norte y del este. Toda la Europa neolítica, a juzgar por los artefactos y mitos sobrevivientes, poseía un sistema de ideas religiosas notablemente homogéneo, basado en la adoración de la diosa Madre de muchos títulos, que era también conocida en Siria y Libia.” (Los Mitos griegos, 1985. Alianza Editorial, Madrid).
Es decir que para Graves la religión de dioses varoniles solo comenzó a existir después de que las primeras sociedades griegas fueron invadidas por los aqueos. Si bien parece haber mucha especulación en el modelo de Graves, debido principalmente a los nuevos análisis refutadores que indican que ciertas invasiones no fueron tales, sino mas bien producto de la dinámica propia de asimilaciones de diferentes poblaciones, lo cierto es que en la Europa de fines del Paleolítico hasta el Neolítico predominaron ciertas estatuillas femeninas (de diferentes materiales) conocidas como las “Venus”, que a pesar de tener un significado indescifrable hasta el momento (y tal vez por siempre), sin dudas formaban parte de un sistema de creencias religioso relacionado a lo femenino.

Las Venus de la antigüedad, se estiman en unos 10000 años AP (antes del presente). Se distribuyen por casi toda Europa en diferentes materiales como piedra, arcilla o asta. Imagen tomada de Arte/rama, Editorial Codex s.a., 1961

En el mismo libro, Graves describe que esta Diosa Madre estaba representada por una tríada de las diferentes fases de la Luna, esto es la nueva, la llena y la vieja, que recordaban a la mujer en su estado de joven doncella, fértil en su etapa media y vieja matriarca hacia el final. Diana o Ártemis, es para Graves una más de las fases de esta Diosa femenina.
Esta transcripción fragmentada del mencionado libro describe un poco la personalidad y las principales acciones de Ártemis:
“…hija de Zeus y Leto…hermana de Apolo, está armada con arco y flechas como él; posee el poder de producir pestes y la muerte súbita entre los mortales y también el de curarlos. Es la protectora de todos los niños pequeños y de todos los animales que maman, pero también le gusta la caza, especialmente la de venados…diosa del parto…”
Acerca de su castidad, concedida por Zeus a pedido de ella misma, Graves se refiere que “…en otra ocasión Acteón, hijo de Aristeo, se hallaba recostado en una roca cerca de Orcomenes cuando vio a Ártemis bañándose en un arroyo no lejano y se quedó contemplándola. Para que luego él no se jactase ante sus compañeros de que ella se había mostrado desnuda en su presencia. Ártemis lo transformó en un ciervo y con su propia jauría de cincuenta sabuesos lo despedazó”. (Graves atribuye este tramo del mito a Higinio: Fábula 181 y Pausanias: ix.2.3.
Evidenciada entonces la antigüedad de la creencia a partir de la persistencia del mito, esta escultura está ligada firmemente a la oscuridad de los tiempos convertida en leyenda. El antropólogo inglés de fines del siglo XIX y principios del XX James Frazer, autor de “La Rama Dorada” (para algunos el padre de la disciplina, mientras que otros lo acusan de determinista, racista y que nunca vio a un aborigen a menos de cien metros) recoge en el libro “Magia y Religión” (Ed.Leviatan, Bs.As., 1993) una recóndita historia situada en Nemi , en el Lacio italiano, donde se supone fue hallada (según los curadores del Louvre) la escultura original de Diana. Frazer viajó a esta región en 1899 y comenta que a orillas del lago de la villa de Nemi, se ubicaba el santuario de Diana Nemorensis o Diana del Bosque, cobijado por un bosque sagrado, donde “…había un árbol alrededor del cual rondaba una figura siniestra durante todo el día y probablemente también hasta altas horas de la noche…” (Frazer). Este personaje era un sacerdote que de acuerdo a un extraño ritual, rotaba con el procedimiento de matar a su antecesor y ser asesinado por un sucesor. Se supone que era el Rey del Bosque, el Rex Nemerensis. Frazer entiende que esta costumbre bárbara sobrevivió a la etapa imperial de Roma.

El mito mas afamado acerca del surgimiento del culto a Diana en Nemi indica que llegó por Orestes “…quien luego de matar a Thoas, rey del Quersoneso Taúrico (Crimea), huyó con su hermana a Italia, llevando la imagen de Diana Taúrica en un haz de leña…” (Frazer). Esta leyenda se va tejiendo e hilvanando con otras de la vieja Europa, cuyas compilaciones e interpretaciones (bastante especulativas aunque atractivas desde el punto de vista literario) forman el voluminoso libro de “La Rama Dorada”, que no es ni mas ni menos que el muérdago, una planta mágica, arraigada en el no menos mágico roble, y que significaba una “rama” de poder, dorada por el carácter amarillento que adquiría una vez que se lo cortaba.

Desde el oscuro pozo del tiempo Diana parece perdurar en esta plaza porteña como una sobrevivencia del pasado, manteniendo su pequeño santuario del bosque, protegiendo a los indigentes “sin techo” que viven y se instalaron en ella, ajenos a la sociedad, que parece olvidarlos, como los porteños al nombre de esta plaza; incluso así como siempre fue casta, esta Diana cazadora porteña permanece aún invicta del vandalismo que suele predominar en la ciudad con respecto a las obras de arte.


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jueves, 10 de julio de 2008

El Amanecer de Carlitos y sus Hijos

Cruzando la Gral.Paz desde Capital por av.Libertador, frente al supermercado Carrefour se encuentra “El Amanecer de Carlitos y sus Hijos”, lugar donde se sirven los mejores y mas variados panqueques de la ciudad.

Se trata de la sede central del original “Carlitos de Gesell”, nombre que ya no utiliza debido a pleitos familiares y judiciales aunque si bien existen otras hamburgueserías que resaltan el nombre de “Carlitos”, no son los originales.
Incluso cuando algunos comensales se retiran, preguntan: ¿El Carlitos que esta en tal lugar es el de ustedes? La mayoría de las veces el camarero dice: NO, nada que ver…
Carlitos no tiene página de Internet, ni siquiera e-mail. No le hace falta. En hora y día pico hay que esperar para conseguir una mesa.

El local es austero, nada del otro mundo, pero prolijo y con sillas y mesas de madera. En las paredes pueden verse fotos de personajes argentinos o algún afiche de los panqueques más conocidos como el que rinde homenaje al “Che Guevara”.

En esta sede central, llama la atención que el propio Carlitos en lugar de disfrutar de las conquistas brindadas gracias a su mano para los panqueques, sigue trabajando en el fragor de la cocina.

Por si queda alguna duda sobre cual es el verdadero local, aquí está Carlitos el verdadero Rey del Panqueque.

En el libro Sucios Bocados, Anthony Bourdian cuando se refiere a algunos chefs célebres que prestan el nombre a las cadenas, resalta que ellos jamás están en las cocinas de sus locales aunque cierta ingenuidad de quienes acuden así lo crea. Salvando las distancias, y mejor aún, de manera más que honrosa, Carlitos sigue comandando el batallar en la cocina, dando forma a la masa de los panqueques que llegan a las mesas.
Es más, ya sea a requerimiento de algún personaje famoso o ilustre desconocido, es capaz de salir a la cocina a saludar o cruzar algunas palabras de manera totalmente desinteresada. Aún sin conocerlo, se distingue que se trata de un gesto que enaltece a cualquier persona.


Una generosidad que además es derramada en las acciones y el producto. Por ejemplo, primero, las porciones no se ajustan a las nuevas tendencias minimalistas brindadas en otros lugares de renombre, para que se entienda bien, hay prodigalidad de comida. Segundo, a precios módicos es posible saciar el apetito con un solo panqueque de la variedad de los mas de 700 existentes en la carta (lo demás es Gula). Tercero, algunos panqueques dulces que pueden ser usados como postre, deben dejarse debido a su abundancia, a diferencia de otros lugares, donde aunque muchos no lo admitan, terminan devorando la panera como continuación del postre. Pero atención, nunca desmereciendo la calidad. Además el plato, en este caso, es invisible, solo se nota que existe cuando se termina el panqueque; en cambio en ciertos lugares, el plato decorado, cuadrado u ovalado es la estrella del menú haciendo que algunas comidas queden empequeñecidas dentro de él.

La atención es sobria, profesional y lo suficientemente rápida. Vale destacar que a pesar de la juventud de los camareros, no llevan anotador; a la manera de la vieja escuela, memorizan los pedidos, y de esta manera llegan tal como uno los pidió.
En la cocina se nota el profesionalismo y la frescura de los productos. La composición de los panqueques puede variar desde un buen jamón crudo, pasando por palta, berenjenas, hasta atún y también hasta panqueques “light”.

En el menú los platos son denominados por un número y su composición. En la mayoría de los mismos puede apreciarse una dedicatoria para personajes que van desde el escritor Julio Cortazar, pasando por Evita, deportistas, actores y hasta figuras televisivas fugaces casi olvidadas como Pato Sarán (así se llama el exprimido natural de durazno y naranja), al cual el camarero ni bien toma el pedido dice: marche un Patoooo!!!!!

Parte de la cocina. Carlitos está fuera de la vista, con los panqueques.

Lo salado

Por supuesto que cada quien es dueño de armar su propio menú. En un almuerzo relajado, donde después la única preocupación es pensar la mejor manera de hacer la digestión, una opción puede ser comenzar con un panqueque salado y como postre uno dulce. Si hay más de un comensal dispuesto a degustar, en los salados se pueden pedir dos y comer una mitad cada uno.
Recomendables: El 131, panqueque de corazón de alcaucil, berenjenas, aceitunas negras y crema. También se luce el de queso roquefort, ananá y jamón crudo de buen color y que se nota fresco. En el 102, dedicado al jugador de volley Hugo Conte, puede sentirse el roquefort, el crujir de la panceta, la palta y los trozos de nuez. En el 159, en cambio puede sentirse como la mezcla del atún y la cebolla se deglute en la boca y sin empalagar.

Lo dulce
El panqueque de frutos del bosque, salsa de frambuesa y helado de crema ofrece frescura. El de bocha de helado de chocolate, mousse de chocolate, banana, crema y empolvoreado con coco rallado no es recomendable para una sola persona, o más bien para alguien osado, arriesgando padecer una lenta digestión en las horas siguientes, pero con el deber de haber cumplido la misión de saborear semejante bocado.
El ya mencionado “Che Guevara” de manzana acaramelada es especial para los que gustan de esta fruta en este estado de la química gastronómica.


Recientemente, en junio de este año Matias Martin, Gabriel Schultz y Cabito en el programa de radio “Basta de Todo” (Metro 95.1) le realizaron una jugosa entrevista a Carlitos. Allí quedó refrendada su generosidad. Le preguntaron cuantos hijos tenía. Y Carlitos respondió que varios, pero no solo biológicos, también hijos de la vida, gente que él los quiere como hijos. Así quedo evidenciado en el restaurante, cuando se solicitaba la presencia de Carlitos, uno de los camareros, a viva voz dirigiéndose hacia la cocina lo llamaba: Papaaaá!!!!
También hubo comentarios acerca de los comienzos, las andanzas por Villa Gesell (donde mejor se lo conoce) y de cómo perdió el mítico nombre de “Carlitos el Rey del Panqueque” en manos de hermanos y algunos hijos, por lo cual tuvo que comenzar con el actual nombre de “El Amanecer de Carlitos y sus Hijos”.

Enseguida comenzaron a llamar oyentes, desde quienes decían que iban siempre a este lugar y los que iban a otros locales, preguntando si tal negocio era de él o no. Incluso se comunicaron los Auténticos Decadentes, asiduos clientes, al igual que Los Piojos, entre otros.

Aunque “El Amanecer de Carlitos y sus Hijos” tiene varias sucursales, sin duda que con un hábil empresario para los negocios y un buen poder financiero detrás, se transformaría en un gran emporio internacional. Posee las mejores condiciones, donde la clientela y la calidad del producto están aseguradas.




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domingo, 6 de julio de 2008

Murales de las Galerías Pacífico

Los murales fueron bien aprovechados por los creadores del Shopping de Galerías Pacífico.

Integrados en el sector central del recinto, donde pueden ser admirados por los paseantes, con solo levantar apenas la mirada.
Antonio Berni (el amor), Castagnino (la vida doméstica), Spilimbergo (el dominio de las fuerzas naturales), Urruchúa (la fraternidad) y Colmeiro (la pareja humana).
Además, entre compra y compra, puede apreciarse “Mujeres y máscaras” de Guillermo Roux
Fotos de Jeandre©
Más información en esta misma página, haciendo click AQUÍ

miércoles, 2 de julio de 2008

Arqueología urbana en Buenos Aires

La arqueología urbana en Argentina es reciente en contraste con otras disciplinas sociales. En la práctica de campo puede hallar dificultades en el sentido de que los hallazgos son casuales, principalmente debido a la expansión de las obras en construcción. Y como en Buenos Aires cobró ímpetu esta industria, no es extraño que las noticias acerca de esta temática sean tan frecuentes.
Si bien la arqueología urbana es la arqueología de las ciudades, y a diferencia de otras ramas de la ciencia, puede interactuar con los documentos históricos, el análisis arqueológico amplía el objeto de estudio. Por eso como bien dice Schávelzon “…al excavarse edificios de diferente uso, los contextos hallados están directamente relacionados con las actividades allí llevadas a cabo, cuando hubo cambios de actividad los contextos reflejan esas diferencias: es justamente el trabajo del arqueólogo lograr comprender esto, para poder mas tarde corroborarlo o no con la información documental
[1].
Es más, algunos aspectos que pueden cruzarse con la información histórica tienen posibilidad de ampliarse gracias a la arqueología, como por ejemplo: hábitos alimenticios, ya sea por restos óseos animales hallados o artefactos relacionados; inserción de Buenos Aires como ciudad periférica con respecto a los centros de poder mediante “la presencia de bienes de consumo producidos en masa y ampliamente mercantilizados…”
[2] donde los restos cerámicos (por su excelente preservación) marcan tendencias; o la importancia del cambio en la organización social de la comunidad a partir de objetos suntuarios hallados o rasgos arquitectónicos, son algunos de los aspectos relevantes.

La obra en construcción. Al fondo puede apreciarse la curva de la calle interna que antiguamente tenía salida a la avenida Belgrano.

Esta transcripción completa de la nota de Clarín del día 26/06/2008 acerca de los objetos arqueológicos hallados en este edificio histórico de la calle Bolívar esquina Belgrano amplían el espectro acerca de la interacción de la arqueología urbana, el patrimonio cultural y la historia, enmarcados en un caso práctico:

EN UNA ANTIGUA GALERIA DE BOLIVAR AL 300, DONDE SE ESTA HACIENDO UN HOTEL
Hallan cerámicas indígenas del siglo XVII en pleno Monserrat
El descubrimiento es inusual porque casi ya no hay rastros de esa época en la Ciudad.
Por:
Nora Sánchez

Primero apareció un piso de baldosas en la profundidad de la obra, en un pasaje del barrio de Monserrat. Cuando siguieron removiendo escombros, quedó al descubierto la base de un conjunto de paredes construidas con ladrillos muy antiguos. La arquitecta del proyecto resolvió frenar los trabajos en ese sector y llamar al arquitecto Daniel Schávelzon, director del Centro de Arqueología de la UBA, para que investigara. En sus excavaciones, el arqueólogo encontró los restos de dos casas de los siglos XVII y XVIII y fragmentos de cerámicas indígenas del 1600. Según el investigador, este último hallazgo es muy inusual porque ya casi no quedan vestigios del pasado más remoto de la Ciudad. El descubrimiento se hizo en Bolívar 373-375, un predio que alguna vez perteneció a Martín de Alzaga y, más adelante, a la familia de la malograda viuda de éste, Felicitas Guerrero (ver Con el sello...). Hasta hace 15 años, allí funcionaba un pasaje comercial construido en 1884 por los Guerrero. También conocido como galería La Continental, ahora el pasaje está siendo reconvertido como hotel temático de tango. El actual no es el primer hallazgo: ya en 2005, el piso de otro sector de la obra se hundió y dejó a la intemperie un pequeño tesoro. "Aparecieron frasquitos de perfume y de medicamentos y restos de loza "relata la arquitecta Ana María Carrio, responsable del proyecto. Entonces también recurrí a Schávelzon. Prefiero ir más lento con la obra pero rescatar los restos arqueológicos para la Ciudad". Aquella vez, el arqueólogo encontró algunas paredes del siglo XIX, y también un aljibe y su enorme cisterna, donde había desde bolitas de vidrio para jugar hasta pedazos de bacinillas que él reconstruyó. Casi todo de fines del siglo XIX y principios del XX. La nueva excavación está a apenas unos metros de la anterior. Unos cuantos metros en los que se resume la historia de Buenos Aires, desde su fundación hasta hoy, se entusiasma Schávelzon. Es que esta investigación, financiada por la Dirección de Patrimonio porteña, significa un viaje a un pasado aún más antiguo. Aparecieron las bases de varias paredes, de entre 40 y 50 centímetros, pertenecientes a dos casas superpuestas anteriores a la galería cuenta Schávelzon. Una, del siglo XVIII, era la de la familia De la Peña, que fue la que le vendió la propiedad a Martín de Alzaga. Y la otra es anterior, del siglo XVII. Los cimientos de las dos están hechos con ladrillos partidos. A los enteros los reservaban para dejar a la vista. Aunque el descubrimiento más importante se escondía en la tierra que quedó entre las bases de las paredes de estas dos construcciones. En lo que suponemos que fue el fondo de las casas, hay humus muy antiguo dice Schávelzon .

Así va quedando el “Tanghotel Bolívar”

Ahí encontramos una enorme cantidad de cerámica indígena, criolla y española de la primera mitad del siglo XVII. Esto es muy raro, porque las demoliciones ya borraron los rastros de ese Buenos Aires tan antiguo. Ayer, el equipo de Schávelzon seguía trabajando, apartando la tierra con un pincel para rescatar unos cuantos restos óseos. El especialista explicó que estimaba que eran de algún animal que sirvió de alimento a los habitantes de una de las casas hacia 1620. Mientras, otro de los colaboradores del arqueólogo lavaba algunos fragmentos de cerámica antiquísima, que eran distribuidos en bolsas para después poder volver a armarlos como si fueran un intrincado rompecabezas. Todos esos elementos servirán para reconstruir la vida porteña en el siglo XVII. Estas piezas serán exhibidas en el futuro hotel, un emprendimiento de la familia Cassará, dueña de los laboratorios que llevan su apellido. Este hotel tendrá 23 habitaciones, galería de arte, restaurante y salón de convenciones. Los cimientos de las casas antiguas van a quedar a la vista debajo de un piso vidriado, con una iluminación adecuada anticipa Carrio. Y parte de la excavación de 2005 va a quedar al descubierto. Para nosotros, estos hallazgos son un valor agregado para el edificio.

Es destacada la intervención a tiempo de la arquitecta Carrio quien ejecuta la obra. Si bien actualmente hay legislación de patrimonio arqueológico, puede resultar muy fácil evadir la situación (de cuando salen a la luz objetos arqueológicos) debido a una excavación por obra de construcción con el fin de no detenerla y poder realizar un rescate arqueológico de urgencia como en este caso, especialmente en esta etapa del mundo donde la ecuación entre el dinero y el tiempo es inalterable.

La nota completa haciendo click AQUí, tomada de la edición digital del diario Clarín.

[1] La arqueología urbana en la Argentina. Daniel Schávelzon. Centro Editor de América Latina
[2] La promesa de una arqueología del mundo moderno en América del Sur, con especial referencia a Argentina. Charles E.Orser Jr. Revista de Arqueología Histórica y Latinoamericana. 2007.

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