Multitudinaria en cuanto a visitantes (se dice que cada año supera su propio récord). Filas de más de dos cuadras para ingresar (esperas de más de una hora).
Desfile de algunas personalidades internacionales (Pérez-Reverte, Auge, Savater, García Canclini entre otros) y muchas nacionales.
Según la publicación “el diario de la Feria”, títulos ya clásicos como Cien años de soledad, Mafalda, Obras Completas de Borges y hasta Cuentos de la Selva de Horacio Quiroga son los más pedidos. Entre los contemporáneos tiene mucha demanda El soberano del Nilo de Wilbur Smith, El conquistador de Federico Andahazi y Los mitos de la historia argentina tomo 2 y 3 de Felipe Pigna.
Múltiples charlas, conferencias, stand de casi todas la universidades privadas, presentaciones de libros, autores famosos para firmar autógrafos, ignotos y otros no tanto, pero que pasan desapercibidos…y hasta observaciones del cielo desde un telescopio (aporte del Planetario de la ciudad).
Está demostrado que la literatura infantil crece en variedad y cantidad (no así la calidad) en cada Feria, al igual que las actividades para niños como narraciones y talleres. Las editoriales han descubierto hace poco tiempo lo que otros mercados: la condescendencia de los padres modernos hacia el gusto por el consumo, incluso ante el pedido de niños que sin saber aún leer, eligen el producto que les place de acuerdo a su criterio. Incluso la infancia está categorizada por edad según la última tendencia editorial: de 4 a 6 años, de 6 a 9, etc. No es que un autor piense en el niño de determinada franja etaria al escribir, más bien es la estrategia comercial de la editorial, como para "orientar" a los padres.
La 33 Feria del Libro crece más en cada edición en todos los aspectos que presenta: predio, público, invitados, editoriales, publicidad y especialmente (y por suerte) libros.
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