sábado, 18 de agosto de 2007

Arquitectura: lo nuevo y lo tradicional se fusionan en la ciudad

Esta foto es un recurso bastante usado pero efectivo para mostrar como se mezcla la arquitectura tradicional con la moderna.


Parte de la fachada del Congreso Nacional se refleja en el moderno frente vidriado de la nueva sede de oficinas de la Cámara de Senadores.

En términos generales la arquitectura tradicional que aún se mantiene en la ciudad es la más duradera, por lo tanto, la mejor construida, es decir, suele tratarse de obras públicas o encargadas por la clase alta. La arqueología, cuando el objeto de estudio son las estructuras arquitectónicas, lo establece de esta manera. La tendencia es que las edificaciones mejor construidas son las que persisten en el tiempo; por lo tanto se las puede considerar como las más importantes de su época.



En este caso, la empresa Telefónica de Argentina aprovecho un predio para levantar un moderno edificio, pero no quisieron desperdiciar la fachada del viejo dock de estilo inglés, cuyos reconocidos ladrillos aún se mantienen, en la cuadra de Azopardo y Chile. Estos docks fueron los que le dieron sustancia al puerto de Buenos Aires, cuando este se convirtió en un puerto de relativa importancia a principios del siglo XX, en pleno esplendor de las exportaciones agrícola-ganaderas.

La resolución de dejar en pie la vieja edificación puede deberse a una cuestión estética o a cierta tendencia coyuntural por respetar las pocas construcciones de casi 100 años que van quedando en la ciudad, más por una forzada “toma de conciencia” que por propias convicciones. Esto es debido a las numerosas críticas recibidas por las constructoras, quienes a favor de la rentabilidad, son capaces de demoler cualquier tipo de edificación tradicional (lamentablemente contando con cierta flexibilidad estatal).


Al mismo tiempo, en la esquina se está construyendo un hotel (Hotel Park Plaza K) que seguramente revitalizará la zona, y aunque con materiales modernos, no desentona con la fachada del dock.
Vale aclarar que después de la crisis del 2002, una de las industrias que más está creciendo en el país es la hotelería internacional. El tipo de cambio favorable a los extranjeros resulto ser el acceso que faltaba para posicionar al país como un destino turístico habitual.

A pesar de ser una ciudad con una historia joven, como cualquiera de América, Buenos Aires no supo conservar la monumentalidad de algunos edificios de la colonia como si lo hicieron algunas ciudades de México, Perú, Colombia, Ecuador o Guatemala. Aquí, los edificios antiguos y majestuosos pertenecen a la etapa de la década de 1880 a 1930, cuando el país (debido a la conjunción de diversas circunstancias socio-políticas) tenía la tendencia de posicionarse entre las primeras potencias del mundo, siendo el puerto la salida y entrada al mundo, según algunos optimistas historiadores.


Los docks funcionaban como depósitos de la mercadería del comercio exterior, y eran de enormes dimensiones. No parece ser tarde cuando se trata de preservar, lo cual implica respetar la idea de perdurabilidad que buscaban los arquitectos en el pasado reciente.

Enfrente, los talleres del diario La Prensa.


Este estilo ecléctico de fusionar la arquitectura tradicional con la moderna puede parecer cuestionable para algunos, pero la ciudad, con el tiempo, se acostumbra a ellos.



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