Hay quienes afirman desde hace tiempo que esta ciudad de los niños recuerda a Disney World, pero no porque se trate de una emulación, ya que existe un mito que dice que es al revés; que cuando Walt Disney estuvo en la Argentina, visito este lugar, e inspirado pudo crear lo que después sería el influyente imperio de la diversión occidental.
Si alguna vez se presenta, la mejor oportunidad de desmitificar esta hipótesis, sería preguntárselo al propio Walt Disney cuando lo “descongelen”, incluso también podría develarse el mito de si Bambi y su bosque fue inspirado en el “Bosque de Arrayanes” de Bariloche, lugar donde se supone que también estuvo el pionero de los dibujos animados.Mas allá del mito, la ciudad de los niños fue concebida en el año 1951, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, como un modelo cívico a pequeña escala y una forma de promover la educación pública, ya que la pequeña ciudad cuenta con palacio de gobierno, poder legislativo, la plaza con estatua ecuestre de San Martín, la iglesia, el palacio de justicia…es decir, idealizar las instituciones cívicas para que los niños puedan familiarizarse con ellas. Una idea progresista dentro de un contexto de la historia argentina que luego se comprobó como determinante después de 1955.
Además es notoria cierta falta de mantenimiento en algunos edificios, en especial en los techos, que están deslucidos.

Desde el punto de vista estético, resulta lamentable desaprovechar este espacio, ya que no solo brinda una oportunidad para que los niños adquieran la necesaria curiosidad por el civismo, sino que además la Ciudad de los Niños está concebida para que este aprendizaje sea divertido y didáctico. Incluso hace unos treinta años, existían colectivos en miniatura que circulaban por el centro cívico.
Lejos de la parafernalia hollywoodense, (muchas veces infortunadamente imitada) pero adecuadamente vernácula, aún así, los fines de semana se llena de gente y las escuelas realizan visitas en la semana.

También hay un interesante museo de muñecos (desaprovechado en cuanto a que posee mínimas referencias de las más de 2500 piezas), uno de monedas del país y algunos edificios cerrados, como el Cuartel Militar o la Aduana. La entrada es casi simbólica, (depende del municipio de La Plata) con automóvil y unas cinco personas, el valor no llega a $ 10,- (poco mas de U$D 3,-), y el paseo desde la Capital hasta Gonnet (donde en realidad se encuentra), es vistoso. El ingreso comienza a las 10:00 hs. y cierra a las 18:00 hs.
La entrada no incluye los juegos mecánicos (un viejo zamba, las tazas giratorias y hasta un tren fantasma) ni la granja, pero igualmente son económicos.
Hay bares de comida rápida, pero también se puede pasar el día (pic-nic mediante) en el amplio espacio verde de los alrededores, dentro del predio; o tan solo llegar a media tarde con galletitas, el mate y el termo listos para disfrutar.

El hotel tiene su página donde puede espiarse algo de su interior:
Vista desde la avenida de Mayo y Perú hacia la Casa Rosada (Casa de Gobierno). En el medio, la pirámide de Mayo, testigo imperturbable del escenario histórico donde se manifestaron y lo hacen aún todas las corrientes políticas y sociales del país.
Uno de los edificios característicos de la avenida, entre Chacabuco y Piedras.




el perímetro del estanque se encuentra decorado con animales de nuestra fauna. En la parte anterior de la fuente, adosado a la plataforma surge la figura adolescente de un genio que guía hacia el levante a una cuadriga de vigorosos corceles, también ejecutados en bronce. El monumento rinde homenaje a la Asamblea de 1813 y al Congreso de 1816.”











