Existen innumerables variantes para realizar buenas caminatas por la ciudad. Una opción puede ser partiendo desde
el tradicional Obelisco, al que muchos consideran uno de los principales íconos de Buenos Aires, bajando por la calle Corrientes…
pasando por el teatro Ópera, reformado especialmente hace unos años cuando las productoras multinacionales implantaron espectáculos de Disney (Aladdin, High School Musical, etc.) en Buenos Aires…
así se llega hasta la intersección de Bouchard y Corrientes, donde el estadio Luna Park no pasa desapercibido, abarcando la capacidad de una manzana entera de extensión. Ex palacio de boxeo donde se destaco Carlos Monzón o Nicolino Locche, albergando en la actualidad cualquier tipo de espectáculos, especialmente musicales.
En frente, Bouchard, entre las calles Lavalle y Viamonte, espejados edificios de la década del 90, donde desde los pisos superiores puede apreciarse Puerto Madero y el Río de la Plata. Hay quien afirma ver en días claros la costa del vecino Uruguay.
Hace unos veinte años, todo lo que ahora es Puerto Madero abarcaba diques donde atracaban barcos de ultramar. En los docks convivían, antes de la existencia de los containers, mercaderías importadas y las ratas más enormes de la ciudad. En sus amplias avenidas empedradas podía olerse una acostumbrada fragancia putrefacta de los cereales que iban directo del camión proveniente del silo del campo a las amplias bodegas de los buques, aumentando la población de palomas, que no eran tan avivadas como ahora, por lo que se estampaban en los parabrisas de los automóviles.
Las viejas grúas de AGP (la otrora estatal y poderosa Administración General de Puertos) permanecen como actuales testigos inservibles entre los reformados docks (que no cotizan a menos de U$D 3000,- el M2 según se comenta), cuando en un pasado no muy lejano eran protagonistas de la incesante vida portuaria.
un apéndice millonario de la ciudad. Un nuevo barrio con el privilegio de una vista a un río que siempre desaprovecho el uso de sus playas.
Una reflexión acerca de esta falta, que tanto echan de menos los porteños cuando vuelven de vacaciones de Brasil o el Caribe, y porque no de las costas uruguayas… ¿Cómo sería la idiosincrasia de los porteños si hubiesen conservado sus playas a las cuales acudirían sin duda después de una ardua jornada laboral? En comparación con los cariocas, si hubiese playas a las cuales acudir… ¿Sería el porteño/a más desprejuiciado, menos solemne, más alegre? ¿Tendría otro carácter? ¿Habría más divorcios y más densidad poblacional? La playa convoca el erotismo, la sensualidad, el deseo de mostrar el cuerpo…incluso hay quienes postulan en elaboradas teorías de café, que el clima determina la cultura…ejemplos sobran…pasando el trópico de Capricornio. Para caso de estudio de algo idéntico o similar hay que echar una mirada a otras capitales como Montevideo, que también tiene playa…en fin, es complejo. También hay quienes postulan que esas hipótesis del “si hubiese ocurrido tal cosa…” son inútiles (si bien alimentan la imaginación); pero aunque no somos un país tropical, el clima cada vez mas recalentado y el conocimiento de otras playas en el mundo a las que se tiene acceso desde los últimos años (y comparándolas con nuestras frías costas del Atlántico), se echa de menos una playa en Buenos Aires.
Eran tiempos en que quienes trabajaban en el puerto podían subir a los barcos (que permanecían de 3 a 5 días a diferencia de la actualidad, donde a veces permanecen menos de 24 hs. debido a la evolución de la logística, la invención de los containers y las altas tarifas de permanencia del puerto) por las frágiles escalerillas con barandas de soga y comprar a los tripulantes chinos (su presencia era novedad en esos tiempos en contraste con la actua cotidianeidad) o filipinos, cigarrillos, perfumes y ropa del mundo, mientras en los muelles los estibadores eslingaban las cargas de exportación, arengándose con largos sorbos de vino o ginebra (frío en el puerto era el de antes!!!!!) durante la hora de trabajo.
Las viejas grúas de AGP (la otrora estatal y poderosa Administración General de Puertos) permanecen como actuales testigos inservibles entre los reformados docks (que no cotizan a menos de U$D 3000,- el M2 según se comenta), cuando en un pasado no muy lejano eran protagonistas de la incesante vida portuaria.
En esa época, ni el futurólogo más arriesgado se hubiese atrevido a afirmar en que el viejo puerto de Buenos Aires iba a terminar en
Una reflexión acerca de esta falta, que tanto echan de menos los porteños cuando vuelven de vacaciones de Brasil o el Caribe, y porque no de las costas uruguayas… ¿Cómo sería la idiosincrasia de los porteños si hubiesen conservado sus playas a las cuales acudirían sin duda después de una ardua jornada laboral? En comparación con los cariocas, si hubiese playas a las cuales acudir… ¿Sería el porteño/a más desprejuiciado, menos solemne, más alegre? ¿Tendría otro carácter? ¿Habría más divorcios y más densidad poblacional? La playa convoca el erotismo, la sensualidad, el deseo de mostrar el cuerpo…incluso hay quienes postulan en elaboradas teorías de café, que el clima determina la cultura…ejemplos sobran…pasando el trópico de Capricornio. Para caso de estudio de algo idéntico o similar hay que echar una mirada a otras capitales como Montevideo, que también tiene playa…en fin, es complejo. También hay quienes postulan que esas hipótesis del “si hubiese ocurrido tal cosa…” son inútiles (si bien alimentan la imaginación); pero aunque no somos un país tropical, el clima cada vez mas recalentado y el conocimiento de otras playas en el mundo a las que se tiene acceso desde los últimos años (y comparándolas con nuestras frías costas del Atlántico), se echa de menos una playa en Buenos Aires.
Volviendo al tema, algunas viejas costumbres, como la pesca, no dejan de practicarse
Durante el día y mejor en la noche, la oferta de restaurantes de primer nivel es variada. Ni bien comenzó a establecerse Puerto Madero, los mejores de la ciudad iban abriendo sucursales en la zona.
en el muelle del club de pescadores, con vista a Puerto Madero y las Terminales portuarias del puerto de Buenos Aires. Los pescadores afirman que un profundo canal corre paralelo al muelle, desde donde se realiza buena pesca.
Durante el día y mejor en la noche, la oferta de restaurantes de primer nivel es variada. Ni bien comenzó a establecerse Puerto Madero, los mejores de la ciudad iban abriendo sucursales en la zona.
La construcción en el nuevo barrio continúa, buscando hasta el último resquicio, convirtiéndose no solo en lugar de residencia, también es paseo y una nueva alternativa de esparcimiento para los porteños y extranjeros que a diario lo recorren.
Otras perspectivas de Buenos Aires en http://palimpsestovirtual.blogspot.com/2008/02/imgenes-de-buenos-aires.html
Otras perspectivas de Buenos Aires en http://palimpsestovirtual.blogspot.com/2008/02/imgenes-de-buenos-aires.html
1 comentario:
Damián,
me encantó este post, por las fotos, la info y lo bien redactado que está!
Si, coincido totalmente, los argentinos seríamos mucho más alegres y tranquilos, eso lo pensé cuando estuve en Montevideo y Río de Janeiro, no podía creer que ahí nomás del centro tenías una playa! Quién no va a trabajar con otro humor cuando sabés que podés darte una zambullida después de trabajar?
Coincido plenamente con la teoría de que el clima determina la cultura. Evidentemente ha determinado la historia de los pueblos!
Saludos.
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