Un poco de entretenida historia según Alicia de Arteaga:
http://www.lanacion.com.ar/Archivo/nota.asp?nota_id=947119
Comentarios, reflexiones, fotos, solo por ahora...
El patio es un remanso, con un extraño personaje que hecha agua por una jarra constantemente sobre una fuente con plantas flotantes tipo lentejas. La luz solar crea un ambiente similar a esos jardines chinos de la edad de los mandarines…música y hasta olores agradables hacen desear que la permanencia no termine apresuradamente.
Los objetos en la cocina (la heladera, los coloridos “tarros” para la sal y el café, el calefón) pueden hacer recordar a distintos momentos de la década del 70 o anterior, y por que no a la propia casa de la infancia. Faltaría el aroma a tostadas con manteca.
Cuando las galletitas venían en latas.
El comedor, las sillas, la mesa, la araña, la vista al patio, el centro de mesa…hoy se le llama “retro” y algunos lo adoran, hace unos años era una cotidianeidad.
Todo lo que hay en esta habitación tiene una etiqueta con su precio. Incluso la antigua caja de los populares calzoncillos.
De acuerdo al modelo de la foto, los actuales tienen los músculos marcados y ausencia de vello. Se nota que cambio un poco el perfil de modelo masculino con respecto a hace unos 30 años.
Los pequeños personajes chinos invitan a entrar. Si se desconoce el lugar de antemano, hay que tener la buena fortuna de mirar hacia dentro de la casa…
…y este es el baño…
Una especie de hamaca de extraño diseño de un material plástico que por lo viejo, está bien mantenido.
No paso mucho tiempo, pero alguien recuerda los primeros disquetes de 5 1/4? Valga la observación de que las PC actuales hace rato que no traen el dispositivo para leerlos. En este caso sirven para una original pantalla de lámpara de pie.
El ventanal con vitreaux es parte del patio con la fuente.
- ¿Quién no recuerda al “paco pega”? si aún tiene contenido, servirá? O se habrá puesto duro el adhesivo?
El reciclado de la antigua casa, así como el cuidado y la disposición de los objetos está realizado para el deleite. Observar los objetos, asociarlos con alguna etapa de la vida (por supuesto si uno fue niño, joven o viejo hace unos 20 a 30 años atrás por lo menos!!), tocarlos…es un ejercicio saludable. Por esto, la visita puede durar bastante tiempo dentro de “Cualquier Verdura”.
Saliendo de la muchedumbre y la feria de la calle Defensa, y caminando, solo hay que doblar por Humberto Primo y pararse en el 517; es entonces que la gente desaparece, el ambiente cambia y tal vez se halle la esencia del barrio de San Telmo, no tan comercial; por lo cual haber encontrado “Cualquier Verdura” puede provocar la sensación de haber realizado un descubrimiento urbano.
El sitio:
De las crónicas de aquellos aventurados conquistadores resultan interesantes, por el dramatismo en algunos pasajes de los relatos, la de Bernal Díaz del Castillo, en su “Crónica de la Nueva España” y la del sorprendente Alvar Nuñez Cabeza de Vaca con sus “Naufragios”. Por otro lado Juan José Saer, en la novela “El Entenado”, relata acertadamente, con verosímil crudeza y poesía las andanzas del único sobreviviente de la tripulación de Juan Díaz de Solís, diezmada y en parte comida por los antropófagos colastiné en aguas del recién visto por ojos occidentales “Mar Dulce” (hoy Río de la Plata). Puede ser que Saer haya leído a Alvar Nuñez en los Naufragios. En El Entenado, cuando el protagonista es raptado por los colastiné y llevado entre la maleza al corazón de la espesura, relata que es transportado tan rápido por los indios que pareciera que los pies se le levantaban de la tierra. Vale reproducir un fragmento de Alvar Nuñez en Naufragios, cuando él y algunos compañeros son dramáticamente trasladados a una aldea donde los atendieron muy bien: “…nos llevaban hasta el otro tan apriesa, que casi los pies no nos dejaban poner en el suelo; y de esta manera fuimos hasta sus casas…”. Alvar pudo saciar la hambruna que venía arrastrando por su peregrinar luego de un naufragio, en la parte meridional de América del Norte; el Entenado fue el único testigo de cómo sus compañeros eran asados en grandes parrillas para luego ser engullidos por los colastiné en un increíble festín.
El relato de Alvar no deja de sorprender aún hoy. Luego de naufragar con la expedición de Pánfilo de Narváez de 600 hombres en 1528, es uno de los cuatro sobrevivientes que en 1536 llega a ciudad de México, se encuentra con Hernán Cortes, quien le facilita la vuelta a España, luego de pasar diez años de penurias entre el sur de Estados Unidos y el noroeste de México. Fue náufrago, cautivo, aprendió lenguas indígenas, pasó hambre, traficó objetos de valor para los indígenas, fue chaman y resucitador…todo esto antes de volver a España y embarcarse luego de tres años nuevamente a América como adelantado y ser uno de los primeros occidentales en observar las cataratas del Iguazú. Según el arqueólogo José Antonio Pérez Gollán, en la introducción a Naufragios, la narración de Cabeza de Vaca resulta útil en el sentido de que por estar tan bien relatada (gracias a la erudición de Alvar) se convierte en “fuente de estudio y comparación para historiadores, arqueólogos y antropólogos por la información que aporta sobre las poblaciones autóctonas y la naturaleza de los territorios recorridos…”(Pérez Gollán)
A pesar que Bernal Díaz del Castillo comenzó la “Historia verdadera de la Nueva España” cuando contaba mas de setenta años, a más de cincuenta años de la llegada de Cortes a México (Historiografía Indiana, Francisco Esteve Barba), la lucidez del relato muestra un escenario trágico, donde no solo las batallas y matanzas, la noche triste y los sacrificios a españoles, los tambores del Señor de “Huichilobos” son contados, al parecer con precisión y sinceridad, sino que también se traza un perfil de los protagonistas: Cortes, Moctezuma, Xicontecatl, Cuauhtemoc, es decir, los protagonistas a quienes tan cerca tuvo.
El Capítulo CLII describe lo siguiente: “…tornó a sonar el atambor muy doloroso del Huichilobos y otros muchos caracoles y cornetas, y otras como trompetas, y todo el sonido de ellos espantable, y mirábamos al alto cu en donde las tañían, y vimos que llevaban por fuerza las gradas arriba a nuestros compañeros que habían tomado en la derrota que dieron a Cortes, que los llevaban a sacrificar; y desque ya los tuvieron arriba en una placeta que se hacía en el adoratorio donde estaban sus malditos ídolos, vimos que a muchos dellos les ponían plumajes en las cabezas y con unos como aventadores les hacían bailar delante del Huichilobos, y desque habían bailado, luego les ponían despaldas encima de unas piedras, algo delgadas, que tenían hechas para sacrificar, y con unos navajones de pedernal les aserraban por los pechos y les sacaban los corazones buyendo y se los ofrecían a sus ídolos que allí presentes tenían, y los cuerpos débanles con los pies por las gradas abajo…”. El relato continúa con extremo detalle como otros indios sacerdotes cortaban los cuerpos, los desollaban, los adobaban y comían los trozos…del saldo de grandes tragedias en el encuentro de ambos mundos, lo que mas impresionaba a los españoles eran los sacrificios humanos que practicaban, en este caso los aztecas. Actualmente variadas explicaciones científicas intentan un acercamiento a este comportamiento humano que se manifestaba en algunos lugares del continente americano. Motivaciones como la guerra endémica, la competencia por el territorio, la creencia en revertir catástrofes naturales, demostraciones de fuerza al ir pasando las sociedades de agrícolas a ciudades-estado o un poco de cada cosa son los argumentos más verosímiles.
Un entretenido libro del cubano Francisco Pérez Guzmán (la aventura cubana de Cristóbal Colón, editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992), donde analiza la copia del diario del primer viaje de Colón, pero en la versión de fray Bartolomé de las Casas, describe algunas peculiaridades del contacto de Colón y los españoles con la naturaleza desconocida de Cuba, como la flora y la fauna. Durante el trayecto hacia América, al perecer visualizan unos manatí, y resulta gracioso que hayan confundido a este mamífero que habita en el Atlántico con las míticas sirenas. La referencia es la siguiente: “El día pasado, cuando el Almirante iba al Río de Oro, dijo que vido tres serenas que salieron bien alto de la mar, pero no eran tan hermosas como la pintan, que en alguna manera tenían forma de hombre en la cara…”
Tal vez haya que justificar a estos marineros, que después de tantos días de navegación y con nulo contacto femenino, quieran imaginar en los manatí a mujeres. Sin duda que esos tres manatí tuvieron suerte de no haber sido capturados por los navegantes en ese momento.
Mas allá de las atrocidades practicadas por los conquistadores en el Nuevo Mundo, para entender la complejidad de la situación vale posicionarse en el contexto de la época y la competencia de los países europeos por buscar fuentes de ingresos hacia el final de la Edad Media. Como bien está demostrado en el grupo escultórico, la reina ofrece a Colón un cofre. Es decir, las campañas expedicionarias contaban con un importante subsidio. Los adelantados no acometían la empresa por el simple placer de la aventura, tampoco venían a redimir el paganismo de los aborígenes, más bien se trataba de funcionarios o emprendedores que como mínimo vivían del subsidio, además de buscar la ganancia personal con las inciertas riquezas que habría en América. A la distancia, las diferentes crónicas parecen afirmar esta hipótesis.
El homenaje de la ciudad de Buenos Aires se plasma en este monumental conjunto escultórico, donde puede apreciarse la placa, por encima de la escultura de la reina: “a España fecunda civilizadora eterna”. Grecia, Roma, el Reino Unido de la era victoriana…la tarea “civilizadora”… pasado el tiempo es cómodo que la historia juzgue, pero está demostrado que en esa misma historia “civilizadora” hay protagonistas que sufren y mueren o tuercen su destino de manera injustificada. Lo lamentable es que tal vez no sea tanto que las historias se repitan, o que se hereden, tal vez sea esa inexplicable tozudez del ser humano…
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Luego abandonado hasta 1992, cuando las determinaciones de la economía mundial instalaron la necesidad de los centros comerciales (shopping mall),
el edificio fue reciclado en esta función. La novedad fue que dentro de este formidable edificio, las cúpulas albergaban obras de arte. Murales de Antonio Berni (el amor), Castagnino (la vida doméstica), Spilimbergo (el dominio de las fuerzas naturales), Urruchúa (la fraternidad) y Colmeiro (la pareja humana), hoy admirados por la enorme cantidad de extranjeros que visitan Buenos Aires.
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